viernes, 31 de enero de 2014

LA PROBLEMÁTICA DE LA IZQUIERDA EN CASTRILLÓN.

La izquierda en Castrillón vuelve a navegar por las procelosas aguas de la falta de entendimiento político. Aunque quizá sea más acertado señalar que nunca ha dejado de navegar por tales aguas y que la falta de entendimiento tiene más que ver con inquinas personales que con principios políticos.
Que Castrillón es un concejo sociológicamente de izquierda creo que no está en discusión a la vista de los resultados electorales, que elección tras elección reflejan una proporción mayoritaria de las opciones de izquierda frente al resto. Únicamente en tres de las veintinueve convocatorias electorales de la democracia, las elecciones generales del año 2000, que dieron la mayoría absoluta al PP, y las dos ediciones de las últimas elecciones autonómicas, en las que nuestra región sufrió la ciclogénesis explosiva casquista, la suma de votos de PSOE e IU no fue mayor a la suma de votos del resto de partidos contendientes. Tampoco está en discusión que esa mayoría sociológica de izquierda no se decanta de forma absoluta por una de las dos opciones a la hora de elegir el gobierno municipal, porque salvo en una de las nueve convocatorias municipales, la del año 1983, ninguno alcanzó votos suficientes para gobernar con mayoría absoluta en el concejo. Cuando la convocatoria es de elecciones generales y/o autonómicas el voto de izquierda en Castrillón se comporta de forma diferente y queda claro el apoyo mayoritario al PSOE, con unos resultados que, hasta las últimas convocatorias de los años 2011 y 2012 en que la diferencia se vio sensiblemente igualada, doblan y en ocasiones triplican los conseguidos por IU.
El del votante de izquierda en Castrillón es un comportamiento que a buen seguro ambos partidos habrán analizado sobradamente, porque, además de lo reseñado anteriormente, no deja de ser curiosa otra situación que viene dándose desde el año 1995. Al tiempo que se mantiene la proporcionalidad en la diferencia de votos entre ambos partidos en las convocatorias autonómicas y generales, con una curva de evolución de voto de trazo bastante parejo, e incluso con aumento de las diferencias favorables al PSOE como en las autonómicas de 2007 o en las generales de 2008, se advierte que en las convocatorias municipales se produce un constante aumento del voto a IU en la misma proporción en que disminuye el voto al PSOE, hasta llegar a casi triplicarse la diferencia en la última convocatoria de 2011, la que ha conformado la actual corporación municipal.
Desde el año 1995 ha sido constante el aumento del número de votantes que depositan su voto a favor del PSOE en generales y autonómicas al tiempo que votan a IU en municipales, con el agravante de que en las autonómicas y las municipales la votación se hace urna junto a urna. Insisto, a buen seguro que este comportamiento está analizado, estudiado y ¿bien interpretado? por parte de ambos partidos. Sobre todo debería haberlo sido por parte del perjudicado en los resultados. Esa es la duda, porque a la vista de determinados comportamientos que se repiten en el tiempo no parece que haya sido así. Desde 1996 las relaciones entre PSOE e IU se han ido deteriorando a pasos agigantados. En las elecciones municipales de 1995 IU no apoya al candidato del PSOE lo que permitió que el PP lograra por primera vez la alcaldía. Sólo un año después las tornas cambian y PSOE e IU presentan una moción de censura que recupera la alcaldía para el PSOE. En el contexto político nacional nos situamos en la época del sorpasso, la estrategia política desarrollada por Julio Anguita a partir de la aspiración de convertir a IU en la fuerza hegemónica de la izquierda en España. La estrategia de palo y zanahoria llevada a la política y que en clave nacional no cosechó el éxito que su estratega había planeado, pero cuyo éxito colateral más importante, y quizá no planeado, fue lograr ese sorpasso en términos locales. Las elecciones del año 1999  son el momento en que IU adelanta al PSOE y lo convierte en la tercera fuerza política de Castrillón.
A partir de ese momento la izquierda en Castrillón entra en una dinámica de inquinas personales disfrazadas de desencuentros políticos, que conducen al PSOE al abismo en las elecciones de 2007 y provocan graves crisis posteriores en la ejecutiva local que tuvieron que ser sofocadas desde la dirección regional. Para analizar la situación actual en la que de nuevo la izquierda ha sido incapaz de alcanzar acuerdos que den estabilidad al gobierno de Castrillón, quizá convendría recordar declaraciones posteriores a dichas elecciones de 2007 del entonces, y ahora, secretario de organización de la FSA recogidas por Europa Press (21/12/2009): “algunos militantes locales no han entendido el mensaje que nos han lanzado”, “estamos a tiempo de haber aprendido la lección y obtener buenos resultados en las próximas elecciones”, “habría que hacer una reflexión para ver lo que pasa en el seno del socialismo de Castrillón”. En su momento no surtieron efecto, porque los resultados de las siguientes elecciones, las de 2011, situaron al PSOE en el peor resultado de su historia en unas elecciones locales en Castrillón con apenas 1.681 votos, mientras su enemigo alcanzaba los mejores resultados con más de 4.000 votos.
Suele decirse que si buscamos respuestas nuevas no podemos seguir haciendo preguntas viejas. Trasladado a la política supondría no utilizar las estrategias de siempre para lograr objetivos renovados. La estrategia que ha seguido el PSOE durante estos últimos quince años de focalizar en una persona la responsabilidad de no alcanzar acuerdos, no parece haber surtido el efecto deseado a la luz de los datos electorales comentados. Continuar con la línea de actuación política que ha convertido al partido en apenas una década en la cuarta fuerza del séptimo concejo de Asturias, responderá seguramente a varias razones que desconozco pero entre las que la incapacidad y la ignorancia no parecen ser las de menor importancia.

La izquierda en Castrillón afronta un final de legislatura del que dependerá en gran medida el resultado electoral que vaya a obtener en las elecciones de 2015. Parece que IU se enfrenta a la responsabilidad de afrontar este último periodo y las próximas elecciones sin la cabeza de cartel de los últimos 12 años, aunque todo dependerá del resultado de las elecciones europeas del próximo mes de mayo. Si las perspectivas demoscópicas se cumplen será un buen momento para valorar en su auténtica dimensión el liderazgo de estos años, también en perspectiva electoral futura en Castrillón porque la auténtica función de un líder es producir nuevos líderes, no más seguidores. En todo caso, siempre que se produce un cambio local gana peso en la orientación del voto la influencia nacional y en este sentido IU tiene ante sí el reto de lograr ser la depositaria electoral del descontento social y de la desafección con la forma convencional de hacer política de una parte cada vez mayor de la sociedad. Para ello no debe descartar una severa reflexión sobre su dificultad para conectar con amplios sectores reacios a dejarse seducir por un discurso excesivamente ortodoxo. El PSOE sigue en la encrucijada, aunque avanzando por un camino sin retorno de negarse a cualquier opción de acuerdo. Habrá que esperar un año largo para ver si las reflexiones del año 2009 de Jesús Gutiérrez tienen validez o aún no, aunque la travesía del desierto que ya dura casi quince años parece no tener final por la falta de respuestas o por lo equivocadas que las percibe el electorado. Como reseña Mario Benedetti “cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto, cambiaron todas las preguntas”. Puede que el final del desierto esté en la pregunta y no en la respuesta. Veremos.