lunes, 15 de febrero de 2021

QUE TODO SIGA IGUAL PARA QUE TODO CAMBIE

Lo que Guiseppe De Lampedusa pone en boca de Tancredi dirigiéndose a su tío Fabrizio, príncipe de Salina, en El Gatopardo, puede acomodarse a la inversa a la realidad que nos deja el resultado electoral de ayer domingo en Catalunya. En lugar de si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie, tendríamos un si queremos que todo cambie, es necesario que todo siga como está. Es mucho más que un mero juego de palabras. Es oportunidad frente a gatopardismo

La primera visualización de esto que sostengo se pudo observar en la misma noche electoral cuando el ganador, al contrario de lo ocurrido hace cuatro años, asumió su responsabilidad como candidato y confirmó su decisión de presentarse a la investidura como president. La aritmética del nuevo parlament acabará materializando el futuro gobierno de Catalunya, pero el mensaje que encierran las palabras de ayer de Salvador Illa, las mismas que viene manteniendo a lo largo de toda la campaña, es el del compromiso político con sus votantes y con el conjunto de la sociedad catalana y española. En definitiva, es POLÍTICA con mayúsculas.

Y esta es la segunda referencia del cambio que se pudiera percibir bajo la apariencia inamovible de la matemática electoral. Es el tiempo de la POLÍTICA. La del diálogo, la de la búsqueda de soluciones compartidas, la del entendimiento, la del tono tranquilo y moderado, la de la mesura alejada del barullo y las malas maneras. Y siempre, como también ha repetido en innumerables ocasión Illa durante la campaña y como corresponde en Democracia, dentro del marco constitucional y el respeto a la ley, porque en la política catalana no caben los itinerarios imposibles de la amnistía y la autoderminación que conducen a horizontes irrealizables y que sólo generarán más frustración. Una POLÍTICA, en definitiva, que siga la senda del realismo.

El recorrido por ese camino debiera ser compartido porque bajo la sensación de inmovilidad recurrente que se deriva de los resultados, la totalidad de partidos del espectro político catalán harían bien en interpretar el alto índice de abstención desde el hartazgo de toda la sociedad, y no solamente desde la situación epidemiológica en la que nos encontramos. Con relación a las elecciones de 2017 algo más de 1.500.000 votantes se han quedado en casa. Todos los partidos han reducido su número de votos, excepto el PSC el partido ganador que ha subido en 45.000 votos y los dos nuevos partidos concurrentes, VOX y el PDeCAT. Junts ha tenido casi 400.000 votos menos, ERC algo más de 300.000 votos menos, la CUP casi 10.000 votos menos, En Comun Podem unos 130.000 votos menos, el PP más de 75.000 votos menos y a Ciudadanos lo han votado 950.000 personas menos que en 2017. Si en 2017 el número de votantes de opciones no independentistas era superior en casi 150.000 a los de las que sí lo eran, en 2021 el resultado refleja una diferencia a la inversa de poco más de 100.000 votos. Datos demoscópicos que reflejan una sociedad polarizada y saturada a la que tras diez años de inmovilismo, de ensoñación, de ausencia de iniciativa, de frentismo o de ocultarse tras el parapeto de la judicialización, es hora de ofrecer una salida desde la POLITICA.

POLÍTICA será que ERC sea capaz de una vez por todas de actuar conforme a lo que su nombre indica, esquerra. POLÍTICA será que EN COMUN PODEM tenga claridad desde el primer momento para no entrar en los juegos de tronos de la gobernabilidad trasversal con la derecha que se envuelve en el independentismo. POLÍTICA será que PP y CS analicen los efectos de sus discursos, de sus permanentes frentismos, de sus alianzas con la extrema derecha, que se reflejan en sus resultados en Esukadi (donde concurrieron juntos) y los de ayer en Catalunya, y por contraposición, particularmente el PP, los efectos contrarios fruto de políticas diferentes en Galicia. POLÍTICA será, en definitiva, superar la dinámica polarizadora en la que únicamente ganan los extremos y POLÍTICA será también superar la apropiación de parte de quienes reparten carnets de constitucionalismo a discreción de sus intereses partidistas. Mal que le pese a quien le pese las elecciones de ayer en Catalunya se celebraron bajo el paraguas de la Constitución, se votase donde se votase y se durmiese en Lledoners o en Bruselas.