jueves, 11 de diciembre de 2014

EL CURA DE LA SOTANA ROTA

En la actualidad estamos viviendo como en un deja vu que nos sitúa de nuevo en la conflictividad laboral vivida a finales de los años setenta y principios de los ochenta, en los que la comarca de Avilés sufrió como pocas las consecuencias sociales de despidos y cierres empresariales. Más allá de análisis históricos, la intrahistoria que conforma nuestras identidades particulares se escribe muchas veces a partir de un gesto que encierra una imagen, que genera una crónica. Es la anatomía de un instante, que tan bien noveló Javier Cercas y de la que extraigo una cita que nos introduce en el gesto, en la imagen de la  que quiero dar cuenta: nos resistimos a que nos extirpen los recuerdos porque son los asideros de nuestra identidad.  
En las Navidades de 1980 el entonces párroco de Piedras Blancas, don Lorenzo, celebró la Misa de Gallo de la Nochebuena en los talleres en los que permanecían encerrados 34 trabajadores de la empresa Florence y Peillon en defensa de sus puestos de trabajo. Fiel a un estilo que mantuvo a lo largo de toda su vida, aquello generó mal estar en ciertos ambientes socio-religiosos al tiempo que adhesiones, tan inquebrantables como inesperadas, en otros.
Al hilo de las ilusiones de regeneración despertadas en algunos creyentes por los gestos del papa Francisco, quizá pudiera entenderse que es el momento para desempolvar recuerdos de comportamientos como ése, en los que la Iglesia deja claro con hechos de qué lado está. Pero no es esa mi intención, entre otras cosas porque estoy seguro de que ni la iglesia ni los eclesiásticos actuales pasarían la prueba del algodón del compromiso social y saldrían irremediablemente perdiendo en la comparación, porque con aquella celebración don Lorenzo ponía en práctica lo que predicaba desde el púlpito, ni más ni menos.
Viví en primera persona aquel hecho como un monaguillo de apenas 13 años y para no anteponer el recuerdo a lo que ocurrió, recupero las crónicas periodísticas que dieron cuenta del hecho y las transcribo tal cual fueron escritas en su momento. He localizado las de LA VOZ DE AVILÉS, LA NUEVA ESPAÑA, LA VOZ DE ASTURIAS y la publicada en EL PERIODICO DE CATALUNYA, única en un medio nacional. Crónicas de un cariz diferente. Desde la sola mención en una breve nota en La Voz de Avilés, hasta las crónicas con una vertiente más social y reivindicativa de La Voz de Asturias y El Periódico, pasando por la más volcada en lo personal y en lo emotivo de La Nueva España. Reflejo todas ellas de los propios intereses editoriales de cada medio, que a su vez (ya en aquella época) se interconectaban sin duda con los intereses accionariales.

LA VOZ DE AVILES, 26/12/1980.
MISA DE GALLO EN LAS NAVES DE FLORENCE Y PEILLON
El miércoles por la noche, el párroco de Piedras Blancas, don Lorenzo Álvarez Otero celebró la tradicional misa de gallo en una de las naves de Florence y Peillon, empresa cuyo personal mantiene un encierro desde hace un mes, en las dependencias que la factoría tiene en Arnao. El acto religioso, que fue seguido por numerosos vecinos se inició sobre las doce de la noche, y en el transcurso de éste uno de los encerrados leyó las sagradas escrituras. Se calcula que fueron unas cuatrocientas personas los asistentes a este emotivo acto.

LA NUEVA ESPAÑA, 27/12/1980. Esther Segovia
Si emocionante es por su significado la tradicional misa de gallo que se celebra el día de Nochebuena en la mayor parte de los lugares de nuestra geografía, especialmente lo ha sido la celebrada en Arnao la noche del pasado 24 de diciembre, por las diferentes connotaciones que rodearon a esta singular celebración religiosa, que tuvo lugar en una de las naves industriales que tiempo atrás dio albergue a la empresa Florence y Peillon.
Dicha misa comenzó a gestarse durante el funeral por Raúl Bernardino, uno de los trabajadores de la citada empresa castrillonense, que fue hallado muerto el pasado sábado. En la homilía de dicho funeral el cura párroco de Piedras Blancas, don Lorenzo, humilde y amigo de los pobres con hechos y palabras, anunció a los feligreses su intención de celebrar la misa de gallo en Arnao, concretamente en el lugar que ocupan ahora los 34 trabajadores de Florence y Peillon que desde hace cinco semanas mantienen un encierro como protesta por la situación que atraviesan tras las decisiones de la dirección de la empresa. Desde luego, los comentarios fueron múltiples a raíz de dicha promesa, y quien más o quien menos esperaba expectante la llegada del momento decisivo.
A partir de las diez de la noche del miércoles 24, gentes llegadas de todo el concejo, pueblo llano y edades diferentes fueron congregándose entorno(sic) al modesto altar que con ilusión habían preparado horas antes 34 trabajadores. Con un ligero retraso empezó al fin la singular celebración que en muchos momentos emocionó al millar de personas que se dieron cita en Arnao. Tras la impresionante homilía exaltación al sentimiento de la Navidad doce niños del concejo, vestidos de pastores, ofrendaron al Niño Jesús viviente allí instalado, entre sones de “El pequeño tamborilero”, unánimemente coreados.
Cuando llegado el momento el cura párroco de Piedras Blancas pronunció el ritual “daos fraternalmente la paz” volaron apretones de manos y abrazos, se rompieron viejas rencillas en una auténtica noche de paz.
Esta fue, quizás, la misa más emocionante que muchos hayan vivido, tal vez por el insólito marco o por las especiales circunstancias (la misa se ofrecía por el recientemente fallecido Raúl Bernardino). Cuanto la fe sustituye a las máquinas y el ruido de éstas deja lugar a un villancico, la celebración toma un cariz distinto, más profundo.
Al final, 34 trabajadores emocionados daban las gracias a un millar de personas. No había de qué, Una auténtica Nochebuena bien vale un poco de frío y 90 minutos a pie firme.
Quisiera finalmente dedicar un breve comentario a don Lorenzo, cura párroco de Piedras Blancas, aunque conozco su aversión a la publicidad. Su actitud ha dado lugar a múltiples comentarios pero ahí está. Y otro detalle. Ese hombre sencillo ha puesto a disposición de los trabajadores de Florence y Peillon una importante cantidad de dinero, fruto de su trabajo a lo largo de muchos años: “Por sus obras los conoceréis”.


LA VOZ DE ASTURIAS, 26/12/1980. M.Gª.B. Enviado especial
Los 34 despedidos de Florence y Peillon que se encuentran encerrados en los locales de la empresa desde hace un mes, pasaron la Nochebuena en compañía de numerosos fieles castrillonenses que se desplazaron hasta las naves de la sociedad para asistir a la Misa de Gallo, celebrada por el párroco de Piedras Blancas, don Lorenzo Álvarez Otero.
En una nave vacía dedicada en otros tiempos a la fabricación de transformados del zinc, se ofició la misa con la presencia de unas cuatrocientas personas que siguieron la celebración de pie y con absoluto silencio. Los encerrados, que están a la espera de mantener una negociación con los propietarios de la empresa, asistieron a la misa que, de alguna manera, estaba dedicada a su compañero Bernardino Raúl Rodríguez fallecido el sábado pasado por causas naturales cuando se encontraba con ellos. Fueron los propios trabajadores quienes solicitaron del párroco de Piedras Blancas su presencia en tan señalada noche entre ellos, insinuación que en palabras del propio sacerdote: “acepté inmediatamente porque yo mismo había pensado en esta posibilidad”. El señor Álvarez Otero dedicó su homilía a destacar la festividad que se estaba celebrando sin entrar a valorar la situación laboral de los encerrados, porque no consideró el tema de su incumbencia.
Esta es la primera vez que se recuerda en la región en la que una misa tan tradicional como la de Gallo se oficia en un barracón en el que se encuentran encerrados unos trabajadores en demanda de sus reivindicaciones. El hecho recuerda recientes acontecimientos de Polonia en los que las manifestaciones religiosas han estado unidas, frecuentemente, a la lucha que llevan los obreros del país socialista. Salvadas las distancias, la misa de anteanoche en Arnao es un hecho desconocido hasta el momento.
LAS REIVINDICACIONES
Los trabajadores de “Florence y Peillon”, treinta y cuatro, en la actualidad tratan de conservar su puesto de trabajo, una vez que la compañía decidió cerrar sus instalaciones. Hace varios meses que no perciben ningún salario y hasta el momento no ha fructificado ninguna gestión. El presidente del Consejo de Administración de la empresa es Juan Blas Sitges, miembro de la familia que está ligada íntimamente a las más importantes industrias del concejo de Castrillón: la Real Compañía Asturiana de Minas, cuya factoría en el mismo Arnao está desmantelada y ha provocado un conflicto recientemente, y la Asturiana de Zinc, moderna planta sita en San Juan de Nieva que produce zinc electrolítico.


EL PERIÓDICO DE CATALUNYA, 27/12/1980
Al igual que en las ciudades polacas de Gdansk y Katowice, un cura asturiano celebró la misa del gallo con un grupo de obreros que ocupaban la empresa Florence y Peillon, en la residencial villa de Salinas(sic), en el concejo de Castrillón. Treinta y cuatro trabajadores están allí encerrados desde hace dos meses en protesta porque no se les pagan los salarios.
Lorenzo Álvarez, el cura de la misa del gallo, atendió la invitación de los obreros y en lugar de oficiar en su parroquia de Piedras Blancas, lo hizo en las naves de la fábrica, adonde acudieron familiares de los encerrados y varios centenares de personas. Una simple cruz y una mesa consagraron aquel recinto laboral. En su homilía no eludió la situación que le había llevado a oficiar fuera de la parroquia ni el paro ni la crisis, aunque no entró en la valoración de los hechos del encierro ni señaló culpabilidades.
Contra el caciquismo Lorenzo Álvarez, cura tradicional en doctrina, es avanzado en lo social y goza de una merecida fama de rectitud. Se sabe en todo el concejo que no es demasiado amigo del Grupo Sitges, propietarios o accionistas de numerosas empresas, entre las que destacan Asturiana de Zinc, Real Compañía Asturiana de Minas y la citada Florence y Peillon, además de estar presentes en otras empresas de construcción y transportes públicos.
Los Sitges hacían y deshacían en la comarca. Con la llegada de la conflictividad, los Sitges se habían trasladado a vivir a Madrid. Por eso el cura Lorenzo ha querido acompañar a los obreros encerrados en estos momentos de tantas dificultades.- Ceferino de Blas, corresponsal

Pese a su buscado alejamiento de la estructura interna de la diócesis y del propio papel de la jerarquía eclesiástica, don Lorenzo asumió como prioritaria la proyección social de la institución eclesiástica aún a riesgo de entrar en conflicto personal con los procesos de secularización y modernización religiosa experimentados por la sociedad del periodo. Como gran parte del clero ordinario de la época, a lo largo de su dilatada trayectoria eclesial vivió una cierta ambivalencia, fruto del contraste entre los episcopados de Lauzurica y Segundo García y los de Tarancón y Díaz Merchán, solo superada por la coherencia evangélica que iluminó toda su vida, de la que su sotana rota forma parte como una de esas imágenes que anidan en el recuerdo.