domingo, 4 de febrero de 2024

HAY ALTERNATIVA AL TARIFAZO A LA BASURA DEL PP EN CASTRILLÓN

Que el portavoz de VOX en Castrillón, socio de gobierno del PP en Castrillón, integrante de la Junta de Gobierno del Ayuntamiento y representante del concejo en el Consejo de Administración de COGERSA, tilde de chiringuito socialista y ecorradical a la propia COGERSA, nos sitúa ante el marco real desde el que se debe analizar el tarifazo impuesto por el PP a todas las familias de Castrillón en la tasa de recogida de basuras para este 2024.

Sería deseable que tras esta boutade del portavoz de VOX, desde la alcaldía de Castrillón se revisasen los criterios de representación municipal en los distintos órganos supramunicipales y consorcios de gestión y se renombrasen sus representantes, porque no es admisible que quién, por nombramiento de la propia alcaldía, ostenta la representación de toda, repito toda, la ciudadanía de Castrillón, utilice dichos órganos para defender su ideología y no los intereses del concejo al que representa. Sería deseable y necesario ese cambio de representantes, pero, atado como está en su destino municipal a VOX, parece claro y notorio que el PP no lo va hacer.

Centrándonos en el tema que nos trae del tarifazo a la basura que el PP nos aplica a todas las familias de Castrillón, podemos recordar aquello de Clinton sobre la economía pero aplicándolo a la ideología,  ¡es la ideología, PP de Castrillón, es la ideología! La ideología es la palanca real que mueve la medida aprobada en el pleno municipal con el apoyo de PP y VOX, que supone una subida lineal de un 55% en la tasa de basura a todas las familias de Castrillón. El resto de pseudo-razonamientos enarbolados por las derechas en Castrillón, PP y VOX, son meras excusas tras las que esconden su radical incapacidad de gestión y el abandono y falta de ocupación en la resolución de los problemas reales de las vecinas y los vecinos de nuestro concejo.

Hay alternativa a ese tarifazo, por supuesto que hay alternativa. Una alternativa que venía perfilándose durante el mandato anterior desde las concejalías de Medioambiente y Hacienda, pero que sufrió un parón totalmente justificado con la llegada de la pandemia y la congelación de las tasas municipales, lo que supuso un auténtico cambio de paradigma en la forma de afrontar la fiscalidad municipal. Una alternativa que volvió a coger impulso en el último año del mandato, tanto a través del trabajo colaborativo desarrollado con el comercio local, a través de CASTRICOM, como con las campañas de fomento y potenciación del reciclaje que se realizaron con la implicación de distintos sectores del tejido asociativo de Castrillón como AMPAS, AAVV y otros colectivos sectoriales de distinto tipo.

Claro que existe una alternativa. Una alternativa que pivota sobre dos ejes prioritarios:

-     Por un lado, el estudio detallado de las actividades comerciales, con una sectorización, consensuada con el propio tejido comercial, por actividades comerciales e industriales y también con parámetros diferenciados en relación con los metros cuadrados de superficie ocupada.

-      Y por otro lado, potenciar con una clara apuesta política municipal por el reciclaje, la recuperación y la reutilización, favoreciendo fiscalmente a las familias que reciclen frente a aquellas que no lo hacen. El reciclaje es la solución y quienes lo realizan deben disfrutar de beneficios fiscales y no de los castigos impositivos que el PP y VOX les van a aplicar en Castrillón a partir de este año.

Es una alternativa que precisa trabajo y dedicación, compromiso y esfuerzo, colaboración y participación. No es un camino sencillo, ni mucho menos. Es un camino complejo, porque hay gran variedad de cuestiones técnicas sobre las que trabajar e infinidad de rutinas y pautas que modificar, pero es el camino por el que desde el PSOE entendemos que se debe avanzar también en el ámbito de la política municipal. Estudios de detalle de los volúmenes de recogida y de reciclado por zonas, implantación de bolsas de recogida orgánica inteligentes, seguimiento e inspección del adecuado cumplimiento del reciclaje orgánico, renovación de las baterías de contenedores, potenciación en toda la zona rural de las compostadoras. Son sólo algunas de la amplia variedad de posibilidades sobre las que trabajar buscando el consenso político y la implicación participativa del tejido comercial y del conjunto de la ciudadanía a través de asociaciones vecinales, sectoriales, juveniles o de cualquier otro tipo. Opciones sobre las que se podría haber continuado trabajado en estos últimos ocho meses en los que el PP sólo se ha dedicado a echar por tierra lo realizado en materia medioambiental durante el mandato anterior.

El PP en Castrillón ha optado por abrazarse a VOX y priorizar lo ideológico, su ideología negacionista, por encima del interés público de toda la ciudadanía. Una ideología excluyente con reducir, reutilizar y reciclar, como principios sobre los que se asienta la economía circular hacia la que avanza el mundo.

No hacer nada, que el PP no haya avanzado nada en esta materia durante ocho meses, supone aplicar una subida impositiva lineal. Lo único que ha hecho el PP en Castrillón es aplicar un tarifazo y ésa no es la solución. Esta subida de impuestos del PP es la solución que provine de la inacción y del desistimiento. Esta subida de impuestos del PP es una solución ideológica frente a un problema medioambiental como es que la gestión de los residuos que como sociedad generamos debe tener un principio de acción política fundado en la sostenibilidad, algo que la extrema derecha niega. Un negacionismo que desgraciadamente el PP de Castrillón demuestra compartir y por el que todos los vecinos y todas las vecinas vamos a sufrir un tarifazo impositivo que aumenta en un 55% lo que vamos a pagar en el recibo de la basura.  

En el PSOE tenemos el compromiso de continuar trabajando en la búsqueda de soluciones a los problemas reales, tangibles y cotidianos de nuestras vecinas y nuestros vecinos en Castrillón. Y la recogida de residuos es, sin duda, una realidad que afrontamos con realismo y preocupación, porque como sociedad cada vez generamos más residuos. Como administración local, los ayuntamientos somos los primeros responsables de dar ese servicio a la ciudadanía. El reto es hacerlo desde la perspectiva de convertir un problema (como digo, la recogida de residuos es un problema creciente en nuestras sociedades) en una oportunidad. La oportunidad de avanzar en la mejora de nuestro medioambiente, en la mejora de nuestra calidad de vida, en la mejora de nuestro entorno, en la mejora, en definitiva, de nuestros pueblos y nuestras ciudades. En nuestro caso concreto, en la mejora de Castrillón.

En ello nos afanamos desde el PSOE poniendo al servicio de la ciudadanía nuestras alternativas, porque limitarse a un no a todo es un reduccionismo de la política que nos equipararía en ineficacia y dejadez a PP y VOX, quienes desde el gobierno municipal de Castrillón tienen como única propuesta una subida lineal de impuestos que nos aboca a pagar en el recibo de la basura un 55%. Lejos de solucionar algo, ahondan en las diferencias sociales.

Hay alternativa, por supuesto que hay alternativa. Una alternativa fundada en el trabajo colaborativo, en el estudio al detalle del territorio y en la promoción, potenciación y compromiso compartido por reducir, reutilizar y reciclar. Hay alternativa, claro que hay alternativa, y en ella seguimos trabajando. 

miércoles, 24 de agosto de 2022

COMUNICACIÓN Y REDES SOCIALES. SABIOS, SABELOTODO Y BUFONES

"Para comunicarnos efectivamente, debemos darnos cuenta de que todos somos diferentes en la forma en que percibimos el mundo, y usar ese conocimiento como guía para comunicarnos con otros"

(Tony Robbins)                                                  


Cuando estalló la pandemia por el covid allá por la primavera de 2020 reconozco que era una de esas personas que pensaban que aquella situación nos ayudaría a sacar lo mejor del fondo de nuestro ser humano. Tenía el convencimiento de que aquella grave crisis que nos venía encima y afrontábamos como sociedad iba a traer algo bueno. Sacaría lo mejor de nosotros mismos, de nosotras mismas. Me equivoqué.

En lugar de avanzar de la mano, con unidad, remando en la misma dirección para salir adelante y vencer la pandemia y sus consecuencias, enseguida pudimos visualizar a través de las pantallas de las distintas cadenas de televisiones la pléyade de todólogos y todólogas que surgieron para aconsejarnos y transmitirnos sus opiniones, convertidas en oráculos, sobre la evolución de la pandemia, sobre las medidas que debían tomarse, sobre lo mal, o muy mal, de las medidas que los gobiernos adoptaban. Y todo ello acabó transmutándose a la cotidianidad de nuestras vidas a través de las plataformas tecnológicas, de las redes sociales o de las ventanas de nuestras casas cuando aquellos aplausos ya olvidados, y a la calle y los chigres cuando volvimos a estar en disposición de ocupar nuestros espacios habituales de nuevo. Lo llamativo es que una pandemia después, un proceso de vacunación después, un volcán en erupción después, una guerra de Putin en Europa después y en la crisis actual que esa guerra genera, en la gran mayoría de los casos, el método no ha variado y siguen siendo los mismos todólogos quienes opinan y pontifican sobre todo. Saben de todo y lo saben todo

Esa sabiduría total también es algo que seguimos teniendo en lo más cercano. En nuestras redes sociales, por ejemplo, que son esa moderna inquisición tecnológica a la que tanto nos hemos aficionado en sus diferentes y cada vez más variadas modalidades. Facebook quizá sea la paradigmática aunque no es la única, pero sí la que tiene una mayor proyección entre nuestras personas más cercanas.

La postmodernidad nos ha brindado por doquier información en grandes cantidades y en ritmos incontrolables lo que posibilita que muchas personas expresen sus saberes y los compartan con el resto de la humanidad. Y eso no es un problema en sí mismo, al contrario. Lo cuestionable viene después. O, quizá, antes. Lo problemático se genera en el momento mismo en que una persona decide compartir sus saberes y decide también sus porqués para hacerlo. Infinitas son las razones que nos mueven a compartir nuestros saberes, seguramente una por persona que lo haga. Pero del tenor de lo compartido, del estilo con el que se hace, de la metamorfosis profunda de opinión o recomendación a obligación que en la inmensa mayoría de las ocasiones acaba surgiendo del fondo de lo escrito, surge la percepción (a mí me surge la percepción) de una toxicidad latente en todas y cada una de las palabras utilizadas. Ahí sitúo el problema porque esa toxicidad es el mensaje en sí mismo, más que el propio contenido de lo que se quiere expresar/compartir. Que me perdone McLuhan, pero en este caso el mensaje es el medio. Con la presuntuosidad propia de quien enarbola como bandera de meritocracia su instrucción académica (refrendada en caso de haber finalizado los estudios con una amplia referencia al currículo, o bien con el tan socorrido “estudios de …” en el caso de no haber alcanzado a hacerlo), o bien con la soberbia y el engreimiento de la proclamación como “autodidacta”, surge una panoplia de individuos, tipejos en algún caso, que nos desbordan en conocimiento a los sencillos mortales y vomitan en nuestros muros, entradas y/o conversaciones sus retahílas de profundidad de los temas, que son absolutamente todos, en los que se han hecho especialistas gracias a su instrucción y preparación. Saben de todo y lo saben todo.

Tengo pergeñado un pequeño esquema de la tipología de estos seres que navegan por las redes sociales. Un método casero, muy de andar por casa, para ordenar en mi esquema mental a estos cookies funcionales que nos regalan el almacenamiento de sus amplios conocimientos sin pedirnos nada a cambio. Basta con aguantarlos.  Establezco tres categorías de galletitas del conocimiento en RRSS: Sabio, sabelotodo y bufón. Los sabios existen, sin duda. Son una minoría, pero existen. Y aportan, a mí por lo menos, momentos de reflexión y oportunidades de intercambio de ideas. La patita siempre les acaba saliendo, pero el sabio posibilita que más personas se expresen y compartan con el resto; el sabio reconoce en los demás un aporte valioso en lo que le comparten (aunque no siempre, es cierto); el sabio, en fin, reconoce la diferencia y respeta (es la palabra clave) el mundo del otro pese a lo que considere equivocaciones de esa otra persona. Los sabelotodo abundan más que los sabios. Presumen de ser sabios, se esfuerzan y aparentan ser cultos, pero elevan sin complejos su, ciertamente existente, instrucción en temas específicos a la categoría de conocimiento universal. El sabelotodo jamás se acerca a otras opiniones por su propio contenido o interés, si no porque tiene el convencimiento de la menor valía de todo lo que el resto de personas pueda compartirle y, por supuesto, opinar y pensar. Al sabelotodo le fascina tener el protagonismo. Vive encerrado en su mundo autocomplaciente en el que se autoalimenta con sus propias especulaciones de la realidad y acaba incrustado en un círculo, en una burbuja en el que solo cabe el que piensa, opina y cree como él. Jamás reconocerá su autoengaño porque tiene el convencimiento de que su pragmatismo y altura intelectual están muy por encima de la del resto de los sencillos mortales. El bufón añade a las características del sabelotodo algunas píldoras (bueno, bastantes píldoras más) de arrogancia y soberbia que lo esclavizan a una necesidad imperiosa de enaltecimiento y aplauso, porque en el fondo los necesita para ser feliz, para intentarlo al menos. Y como nunca los logró por ser él mismo, necesita el refrendo del engrandecimiento desmedido y la loa impostada que lo proyectan a la auténtica imagen de sí mismo, la del bufón de la corte. Creerse gracioso, decirse desacomplejado o definirse un hábil y directo comunicador, son algunas de las características de quien se sabe el tonto útil que sus seguidores esperan leer para lanzar mandobles a diestro y siniestro, pero jamás lo reconocerá porque está encantado de serlo. Me quiero reír, pero no tengo ganas de esforzarme así que haz algo gracioso o escribe en RRSS algo que me incite a despotricar. Ahí entra el bufón. En la corte en su momento o en facebook ahora. En 2019 coincidiendo con el segundo centenario de su inauguración, el Museo del Prado realizó una encuesta uno de cuyas conclusiones fue que Las Meninas es el cuadro más reconocido del museo por parte del conjunto de los españoles. Clarificador. Velázquez pinta a la infanta Margarita rodeada de sus damas de honor, de sus Meninas, y de otros personajes al servicio de su entretenimiento. Costumbrismo cortesano del siglo XVII, remedo de tantas otras situaciones de grandes familias que en la España de los siglos posteriores elevó a esta España nuestra a alguna de las más bajas cotas de dignidad personal y familiar. ¡Milana bonita! Y ese, justo ese espacio donde Velázquez pintó a Las Meninas, en la algarabía de indignidades y revolcones personales con que el entretenedor soporta misteriosamente las chanzas y risotadas del entretenido,  es el que necesita el bufón de las redes sociales, sin saberlo (¿o sí?), para desarrollarse como influencer. Freelance, claro, para no estar sometido a nada ni a nadie. Ponga un Nicolasito Pertusato en su lista de amigos en facebook. Abundan, hay más de los que pensamos.

En estos tiempos recios y en los que están llegando que lo serán aún más se hace imprescindible eliminar la arrogancia y la prepotencia de nuestra manera de actuar, de nuestro modo de estar en el mundo y de nuestra forma de Ser. Y aplicarlo en las redes sociales, desde luego, pero sobre todo en nuestras vidas personales, en nuestro día a día, en nuestras relaciones con el resto de personas que conformamos la sociedad y el mundo que nos ha tocado vivir y contribuimos a construir. Ese es nuestro mejor presente y será nuestro mejor legado. Y si solamente fuera una cuestión de sabiduría y conocimiento, que no lo es, una reflexión final: seremos más sabios no cuanto más sepamos si no cuanto más estamos dispuestos a compartir con los demás.  


lunes, 14 de febrero de 2022

MEDIR LA ESTUPIDEZ

“Sembré en la estéril arena,

cogí vergüenza y afán”

(Francisco de Quevedo)

El análisis inmediato de los resultados electorales suele dejar algunas perlas que no son otra cosa que el estertor final del relato construido por cada partido durante la campaña electoral. Al mismo tiempo, en la misma noche electoral la ciudadanía puede percibir claramente quién se considera el auténtico ganador (no el vencedor) de las elecciones. Las elecciones celebradas ayer en Castilla y León no son una excepción y ambas cuestiones se visibilizaron en la noche de ayer y continúan visibilizándose a lo largo de esta mañana perfectamente. Para cuando el vencedor de las elecciones salió a comparecer, primero con Fernández Mañueco desde Salamanca y después con García Egea desde Génova, el ganador ya había salido en Valladolid, cantando bajo la lluvia, a decir que las urnas le habían dado el mandato de formar gobierno (insisto, Abascal dijo “formar gobierno” no dijo “apoyar a …”) en Castilla y León y que iban a ocupar la vicepresidencia. Directo al grano, sin dudas ni relatos. La comparecencia posterior del PP para explicar su relato (se conoce que tardaron lo suyo en hacerlo, quién sabe si por algún fallo informático de conexión entre la sede en venta y el cuartel general de Mañueco) pilló a VOX ya camino de irse a dormir con el descojone, la hilaridad y ciertas dosis de mofa dibujadas en sus caras.  

Vamos a los datos. El PP ha sido el vencedor de las elecciones en Castilla y León obteniendo 31 escaños, dos más de los que tenía, y un total de 378.896 votos, 55.000 menos de los obtenidos en 2019. El PSOE ha sido la segunda fuerza en número de escaños con 28, 7 menos de los 35 alcanzados en 2019 que lo habían convertido en el partido vencedor, y con 362.304 votos, apenas 16.500 votos menos que el PP pero 117.000 menos que los obtenidos en 2019. Sin duda un mal resultado. VOX ha sido la tercera fuerza política con 13 escaños, 12 más de los que tenía, y 212.605 votos, casi 137.000 más de los alcanzados en 2019. La que era hasta ahora tercera fuerza con 12 escaños, Ciudadanos, se convierte ahora en quinta fuerza por número de votos, 54.186 frente a los 205.850 de 2019, con una pérdida de más de 151.000 votos, pero en sexta fuerza por número de escaños al situarse solo con 1 tras la pérdida de 11 de los que tenía. UNIDAS PODEMOS es cuarta fuerza en votos con 61.290, tras haber perdido casi 40.000 votos con relación a 2019, y se sitúa en séptima fuerza por número de escaños, con 1 solamente tras la pérdida de otro escaños de los 2 que tenía, con el agravante de haberlo hecho tras la unión de las candidaturas de IU y PODEMOS en estas elecciones tras haber concurrido separadas en 2019. Unidos han sacado menos que separados. Parece necesaria una reflexión tanto de estrategia como de nomenclatura. Veremos. Y como análisis final están las candidaturas provinciales vinculadas a ese movimiento emergente al que se denomina España vaciada. Particularmente SORIA YA, porque UPL y POR ÁVILA ya contaban con representación en la Junta de Castilla y León. SORIA YA y Unión del Pueblo Leonés alcanzan los tres escaños cada uno y POR ÁVILA mantiene el que ya tenía. En número de votos el crecimiento es de casi 24.000 para UPL y de algo más de 4.000 para POR ÁVILA. SORIA YA es la primera vez que se presenta a unas elecciones y su carta de presentación son 18.390 votos, un 42,57% de los votos del total de la provincia, con el dato añadido del resultado en Soria ciudad en el que obtuvo 9.045 votos, un 50,34% de los votos emitidos. Una auténtica barbaridad.

Los datos dan para un sinfín de interpretaciones, una por partido contendiente como mínimo y hasta dos o más en función del cambiante relato de alguno de los contendientes, porque hacen falta relatos cambiantes para justificar un adelanto electoral convocado con el objetivo de borrar del mapa a tu socio de gobierno autonómico, afianzar el poder interno del jefe de tu partido y hacerlo cabalgar a lomos de los resultados en los territorios hacia la Moncloa. Y como para el PP lo menos importante ha sido el interés de la ciudadanía los relatos se van adaptando a sus exclusivos intereses partidistas. Primero que las encuestas te dan mayoría absoluta, luego que basta una mayoría suficiente, más tarde que si hay que pactar con VOX se pacta, para finalizar en la noche electoral diciendo que vas a hablar con todos, incluidos a los que llevas tildando de socialcomunistas y deslegitimando desde 2018 y a los que hasta hace cuatro días excluías políticamente en Castilla y León con el argumento de su asimilación con los independentistas al conjunto de España. Cuatro relatos distintos a falta del único real, el quinto, que es que VOX es indispensable para que el PP pueda formar gobierno en Castilla y León. Abascal salió, se lo dijo alto y claro a Casado, le empezó a formar el gobierno a Mañueco por la vicepresidencia, Espinosa de los Monteros hizo alguna chanza por las televisiones con amplia sonrisa en la cara y se fueron a dormir mientras Egea intentaba adaptar, una vez más, el relato.

El PP va a incluir por primera vez en un gobierno a una fuerza contraria al Estado de las Autonomías, contraria al título VIII de la Constitución Española. Por mucho que se intente disfrazar el proyecto de VOX como centralista el efecto sobre el modelo constitucional será demoledor, porque el planteamiento de VOX, explicitado abiertamente ayer en la noche electoral con ese guiño a los “nuevos movimientos” (UPL tiene representación en la Junta de Castilla y León desde 1995) es el de reforzar las estructura de las diputaciones provinciales como única estrategia de acción para atender las demandas de esas plataformas. Las plataformas provinciales a las que Pablo Casado acusó de “marcas blancas del PSOE” durante la campaña, utilizadas por VOX como argumento de recuperación de unas instituciones decimonónicas, las diputaciones provinciales, que el franquismo utilizó como instrumento de un régimen centralista, corrupto y clientelar. Y todo ello, construyendo el imprescindible relato para embridar una realidad política hasta cierto punto contradictoria, porque nace de unas plataformas que tienen su mayor caladero de votos proveniente del PSOE que es el único partido que ha introducido en la agenda política una estrategia nacional trasversal de varios ministerios frente al reto demográfico que supone el despoblamiento territorial, el envejecimiento y los efectos de la población flotante, entre otros. El ejemplo de SORIA YA es ilustrativo. El PSOE lleva obteniendo mayoría absoluta en Soria capital en las elecciones municipales desde 2011 con un porcentaje de voto medio en los últimos diez años del 47,5% del voto habiendo alcanzado el porcentaje más alto en 2019 con el 49,52 %. En las autonómicas de 2019 el PSOE obtuvo en Soria capital un porcentaje de votos del 48,13 % para la candidatura de Luis Tudanca mejorando en 13 puntos porcentuales el 35,57% alcanzado en las de 2015. Que Soria en conjunto, y particularmente Soria capital, vota socialista es un hecho incontrovertible con los datos en la mano. Hasta que ayer el porcentaje de voto de SORIA YA alcanzó el 50,34 % en Soria capital y el 42,57% en el conjunto provincial. Parece claro de dónde proviene la fuerza electoral que ha llevado a la hasta ahora plataforma vecinal a alcanzar los 3 escaños que ayer logró. Y eso quien primero debe analizarlo, sin duda, es el PSOE. Pero también la propia SORIA YA, porque pasar de las musas al teatro debería conllevar indefectiblemente un cambio de discurso que vaya más allá de las legítimas reclamaciones para su provincia. Son un apetecible y goloso espacio al que ya le han enviado cantos de sirena PP y VOX. El primero en forma de propuesta de diálogo tras haberlos comparado con “bildu-etarras y separatistas” en campaña y el segundo en un formato más sibilino vinculado al discurso centralizador anclado en la defensa de las esencias patrias que representan las gentes de esas tierras abandonadas por quienes quieren acabar con la nación española, Abascal dixit. SORIA YA deberá decidir sobre la preponderancia de la Constitución, de su título VIII, y deberá calibrar el valor de las promesas de diálogo, que ahora nacen al albur de esta explosión de apoyos, de quien lleva 35 años gobernando en Castilla y León sin más ocupación hacia sus planteamientos vecinales que haber puesto en marcha el ventilador de la equiparación en clave nacional con “filoetarras y separatistas”, justo la misma acusación vertida por el PP contra el partido del que SORIA YA toma el mayor caladero de sus votantes, el PSOE.

La izquierda tiene un problema. No es capaz de sacar rentabilidad de las políticas que desde el Gobierno de España está desarrollando y que cuentan con un respaldo mayoritario entre la opinión pública. El estudio de Enero 2022 del diario EL PAÍS y la SER  recogía un apartado de valoración de políticas públicas en el que el porcentaje de población que valoraba entre Bien o Muy bien medidas como la reforma de las pensiones estaba en el 36%; la reforma laboral en el 39%; el Ingreso Mínimo Vital en el 53%; los ERTES y la prohibición de despido durante la pandemia en algo más del 60%; o la subida del Salario Mínimo Interprofesional en el 61%. Si vamos a medidas sociales y/o medioambientales nos encontramos con porcentajes de valoración de Bien o Muy Bien como el 64% respecto a la Ley de Eutanasia; el 55% respecto a la Ley de Igualdad efectiva de las personas LGTBI; el 45% en la Ley de Cambio Climático y Transición Energética o el 39% en la reforma de la Ley de Seguridad Ciudadana (la ley mordaza). Si nos vamos a la valoración sobre las medidas destinadas a combatir la Covid-19 encontramos porcentajes de valoración entre Bien o Muy bien del 63% en la estrategia de vacunación; del 55% respecto a la declaración del Estado de Alarma y el confinamiento estricto o de algo más del 35% en el desarrollo de la cogobernanza con las Comunidades Autónomas. Respecto a la valoración de las sociedad española sobre la capacidad de los distintos partidos ante los grandes retos del futuro en los próximos dos años, nos encontramos con que el PSOE es el partido en el que más confía la ciudadanía con valoraciones que van desde el 22% en temas como el futuro de las pensiones, la mejora de la economía, la creación de empleo o la digitalización y robotización de la economía productiva, hasta por encima del 25% en el uso de los fondos europeos del plan Recuperación y Resiliencia. Si vamos a la valoración de los retos de futuro respecto a políticas sociales y de convivencia de nuevo el PSOE es el partido en el que más confianza deposita la ciudadanía con porcentajes como el 21,6 % en la lucha contra la crisis climática; del 22% en políticas que hagan frente a las desigualdades sociales y la pobreza; de un 22,5% para combatir las desigualdades entre hombres y mujeres; del 23,8% en el cuidado de la Democracia y nuestras normas de convivencia o del 26,5% de capacitación en la lucha contra la Covid-19.    Todas las  anteriores son medidas incorporadas y legisladas por el Gobierno de España, son principios sobre los que se asienta la acción de gobierno o son atribuciones ideológicas sometidas al escrutinio electoral democrático sobre cuyo resultado se acabó conformando el gobierno de coalición de PSOE y UNIDAS PODEMOS presidido por Pedro Sánchez. Sin embargo, el mismo estudio demoscópico recoge unos datos de valoración del gobierno de coalición que entran en abierta contradicción con la valoración de sus políticas. Casi un 67% de la población lo considera dividido; un 60% inestable; algo más del 46% inflexible; alrededor del 54% lo califica como incompetente; un 66% incumplidor y un 58 % no receptivo. La nota más positiva de esta valoración es el 46 % que lo considera dialogante. Esta dicotomía entre la alta valoración porcentual de las políticas públicas desarrolladas por el Gobierno de España y la baja valoración del propio gobierno como tal es un efecto contradictorio y, sin ningún género de dudas, el problema más acuciante y urgente de solucionar al que se enfrenta la izquierda de nuestro país. Desde luego no ayuda a encontrar esa solución la sensación de permanente competición que genera la necesidad de marcar agenda propia que destila el núcleo duro de PODEMOS en una gran mayoría de los proyectos y medidas del gobierno. Como tampoco lo hace la constante necesidad de certificar los comportamientos puros de izquierda de la que se corona quien nació con la intención de asaltar los cielos, pero que en cada contienda electoral se ve cada vez más irremediablemente empujado hacia los infiernos, en poética asimilación con aquella otra nueva política que también pretendía representar Ciudadanos. Recuerdo aquel programa en el que Évole juntó en una cafetería de Vallecas a Rivera e Iglesias en vísperas de las elecciones de abril de 2019. Apenas tres años después a uno lo tachan de vago profesional y el otro está de vuelta en sus ventanas mediáticas desde las que seguir pontificando. Y Évole con otro programa diferente. Espero que la cafetería siga abierta. Decía Hannah Arent que ejercer la política es preocuparse del otro, de su bienestar. Es algo en lo que la socialdemocracia europea se lleva afanando y sobre lo que lleva legislando desde el final de la II Guerra Mundial y que en España ha representado el PSOE, con las acciones políticas desarrolladas durante los gobiernos de González y Zapatero y con las que ahora Pedro Sánchez da continuidad con el objetivo de su consolidación y mejora. Como contraposición a esa socialdemocracia reformista, pensando en el futuro más inmediato que se nos presenta por delante, me atrevería a exponer a la consideración de Yolanda, como aportación en positivo a su proyecto, que esas esquinitas que tan alegremente ha dejado para otros, tienen más que ver con la gestión de egos de sus más cercanas que con la gestión de expectativas del espectro político trasversal de amplia escucha que desea vendernos. Vistos determinados comportamientos personales y a la luz de los análisis de los resultados electorales, no estaría de más que lo tuviera en cuenta.  

La salida del laberinto en el que el PP se ha metido con el caprichoso adelanto electoral en Castilla y León, promete un cierto parecido con aquél en el que algunos conspicuos militares, políticos aristócratas  y conservadores alemanes metieron al viejo y estimado Hindenburg de la República de Weimar en la Alemania de los años 30. Von Papen, Schleicher y otros consideraban que la manera más eficaz de controlar y utilizar al creciente nacionalsocialismo era amansarlo introduciéndolo en los mecanismos del Estado. La respuesta de ese error de cálculo nos la ha dictado la historia. No hace falta decir más. Introduciendo en el sistema a quién no cree en él más que para dinamitarlo desde dentro equivale a otorgarles que sean ellos quienes controlen a los demás y quienes perviertan las reglas de juego para impedir, una vez dentro, que cualesquiera otros les eche de allí. Porque el único objetivo que tienen es acabar con una democracia en la que no creen, con una libertad de pensamiento y de actitud política, religiosa, sexual, identitaria, en las que tampoco creen, o con una Unión Europea que detestan porque no controlan. Y por eso en ningún país de nuestro entorno europeo, desde la izquierda a los conservadores, se pacta con la extrema derecha. En ninguna parte y bajo ninguna circunstancia. Ni Merkel, ni Macron, ni Scholtz, ni Holanda, ni Suecia, ni Noruega, ni …

Y en España, como única salida al laberinto en el que el PP se ha metido, nos ha metido como país, porque esto afecta a mucho más que a Castilla y León, estamos más cerca de ver a la ultraderecha de VOX gobernando. “Formar gobierno” dijo ayer Abascal. Y hoy lo reafirmó su candidato en Castilla y León dejando claro qué quieren, cuándo lo quieren y cómo lo quieren. La medida de la tamaña estupidez de Casado y sus huestes pensando en su exclusivo interés partidista, frente a Ayuso en lo orgánico y como táctica copiada de VOX para asaltar la Moncloa, es este lodazal de la entrada en el gobierno de la ultraderecha. De aquellos polvos, estos lodos. Aunque a la manera quevediana suena mejor, “Sembré en la estéril arena, cogí vergüenza y afán”. Aún estamos a tiempo de reaccionar como sociedad y revertir la situación, pero debemos comenzar ya.

lunes, 15 de febrero de 2021

QUE TODO SIGA IGUAL PARA QUE TODO CAMBIE

Lo que Guiseppe De Lampedusa pone en boca de Tancredi dirigiéndose a su tío Fabrizio, príncipe de Salina, en El Gatopardo, puede acomodarse a la inversa a la realidad que nos deja el resultado electoral de ayer domingo en Catalunya. En lugar de si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie, tendríamos un si queremos que todo cambie, es necesario que todo siga como está. Es mucho más que un mero juego de palabras. Es oportunidad frente a gatopardismo

La primera visualización de esto que sostengo se pudo observar en la misma noche electoral cuando el ganador, al contrario de lo ocurrido hace cuatro años, asumió su responsabilidad como candidato y confirmó su decisión de presentarse a la investidura como president. La aritmética del nuevo parlament acabará materializando el futuro gobierno de Catalunya, pero el mensaje que encierran las palabras de ayer de Salvador Illa, las mismas que viene manteniendo a lo largo de toda la campaña, es el del compromiso político con sus votantes y con el conjunto de la sociedad catalana y española. En definitiva, es POLÍTICA con mayúsculas.

Y esta es la segunda referencia del cambio que se pudiera percibir bajo la apariencia inamovible de la matemática electoral. Es el tiempo de la POLÍTICA. La del diálogo, la de la búsqueda de soluciones compartidas, la del entendimiento, la del tono tranquilo y moderado, la de la mesura alejada del barullo y las malas maneras. Y siempre, como también ha repetido en innumerables ocasión Illa durante la campaña y como corresponde en Democracia, dentro del marco constitucional y el respeto a la ley, porque en la política catalana no caben los itinerarios imposibles de la amnistía y la autoderminación que conducen a horizontes irrealizables y que sólo generarán más frustración. Una POLÍTICA, en definitiva, que siga la senda del realismo.

El recorrido por ese camino debiera ser compartido porque bajo la sensación de inmovilidad recurrente que se deriva de los resultados, la totalidad de partidos del espectro político catalán harían bien en interpretar el alto índice de abstención desde el hartazgo de toda la sociedad, y no solamente desde la situación epidemiológica en la que nos encontramos. Con relación a las elecciones de 2017 algo más de 1.500.000 votantes se han quedado en casa. Todos los partidos han reducido su número de votos, excepto el PSC el partido ganador que ha subido en 45.000 votos y los dos nuevos partidos concurrentes, VOX y el PDeCAT. Junts ha tenido casi 400.000 votos menos, ERC algo más de 300.000 votos menos, la CUP casi 10.000 votos menos, En Comun Podem unos 130.000 votos menos, el PP más de 75.000 votos menos y a Ciudadanos lo han votado 950.000 personas menos que en 2017. Si en 2017 el número de votantes de opciones no independentistas era superior en casi 150.000 a los de las que sí lo eran, en 2021 el resultado refleja una diferencia a la inversa de poco más de 100.000 votos. Datos demoscópicos que reflejan una sociedad polarizada y saturada a la que tras diez años de inmovilismo, de ensoñación, de ausencia de iniciativa, de frentismo o de ocultarse tras el parapeto de la judicialización, es hora de ofrecer una salida desde la POLITICA.

POLÍTICA será que ERC sea capaz de una vez por todas de actuar conforme a lo que su nombre indica, esquerra. POLÍTICA será que EN COMUN PODEM tenga claridad desde el primer momento para no entrar en los juegos de tronos de la gobernabilidad trasversal con la derecha que se envuelve en el independentismo. POLÍTICA será que PP y CS analicen los efectos de sus discursos, de sus permanentes frentismos, de sus alianzas con la extrema derecha, que se reflejan en sus resultados en Esukadi (donde concurrieron juntos) y los de ayer en Catalunya, y por contraposición, particularmente el PP, los efectos contrarios fruto de políticas diferentes en Galicia. POLÍTICA será, en definitiva, superar la dinámica polarizadora en la que únicamente ganan los extremos y POLÍTICA será también superar la apropiación de parte de quienes reparten carnets de constitucionalismo a discreción de sus intereses partidistas. Mal que le pese a quien le pese las elecciones de ayer en Catalunya se celebraron bajo el paraguas de la Constitución, se votase donde se votase y se durmiese en Lledoners o en Bruselas.



miércoles, 9 de diciembre de 2020

UN DISCURSO DESDE EL CASTILLO DE HERODES

 Hay quienes tienen la virtud de dotar a sus discursos políticos del tono adecuado según cada circunstancia y hay quienes, teniendo la pretensión de lograrlo, no van más allá de emular en sus prédicas el estilo de las tragicomedias del Siglo de Oro español; eso sí, en su modulación cómica. La buscada afectación de ciertas disertaciones y el hiperbólico tono épico de algunas diatribas podrían pasar perfectamente por prototipos de la vis comica con que Plauto dotaba sus obras, desde luego sin riqueza ni vivacidad comparable en lo que al uso del lenguaje se refiere. Como un paso más hacia el abismo del estilo discursivo aparece la perspectiva lírica, de la que tenemos un buen ejemplo reciente en la opción poética, casi mística, espiritual, con la que cierta política madrileña ha revestido alguna de sus últimas alocuciones. Poesía, espiritualidad y misticismo para inaugurar un belén municipal. Decía Schiller en una famosa carta a Goethe que el verdadero poeta debe partir siempre de un impulso inconsciente, aunque debe someterlo a un trabajo consciente. “El único punto de partida que adopta el poeta es lo inconsciente (…) La poesía consiste precisamente en saber expresar y comunicar ese inconsciente (…) Lo inconsciente junto con lo pensado constituye al artista poético”. Para alcanzar el horizonte bucólico y pastoril de inauguración de un sencillo belén, a la presidenta Ayuso le faltó trabajo consciente y le sobró impulso inconsciente; pero para lograr el objetivo de trasmitir toda la carga ideológica neoliberal en su profundo discurso sobre el portal de Belén, el nacimiento de Cristo, la cristiandad y nuestra civilización, “eso que hoy llamamos occidente”, al revés de lo que señalaba Schiller, a la presidenta Ayuso le sobró trabajo consciente y le faltó impulso inconsciente. Mal haríamos en soslayar por ridículo un discurso que es la pública exposición del neoliberalismo como teología política de un capitalismo que ha permeado los resortes espirituales, morales y jurídicos de las sociedades occidentales y que ha impuesto sus principales dogmas, no sólo en economía también en política y cultura. Esos dogmas consideran pernicioso la intervención pública y desprecian casi como un latrocinio los impuestos, hasta alcanzar su plenitud neoliberal, una especie de solución final, en el momento en que los Estados solo puedan reducir los servicios que prestan y apelar a la generosidad de las empresas y las élites para sostener un orden social mínimo. Eso es lo que a mi juicio se trasluce tras unas palabras, las de Ayuso, escondidas además bajo el manto encubridor de la jerarquía eclesiástica española, que alborozada se regocija con tales principios creyentes de un personaje político. Y todo se hace utilizando la Navidad al gusto, como la sal. Y se puede hacer porque una cosa es el sentido cristiano de la Navidad y otra el sentido que habitualmente se le da. Y se continuará pudiendo hacer mientras cada uno de nosotros, cada una de nosotras, no nos replanteemos el significado de la Navidad, el sentido que tiene en nuestras vidas y hasta la percepción de nuestra propia existencia como tal.

Desde mi realidad como creyente cristiano Navidad es que nuestro Dios no es un Dios de poderosos y soberbios, enriquecidos y opresores, sino un Dios pequeño y humilde, tan humilde como un recién nacido, el ser más necesitado de este mundo. Un ser necesitado de calor, necesitado de cuidado, necesitado de protección, necesitado de amor. Un ser vulnerable. Navidad es que Dios se hace hombre, se hace ese ser vulnerable. Se hace humano, pobre, oprimido, humilde, sufriente. Aunque lo festejemos como un acto de poder, aunque la fiesta se solapa con la del sol victorioso del Imperio Romano, aunque sea una fiesta corrompida por la sociedad de consumo, la Verdad primera es que Dios se hace hombre, es un acto de debilidad extrema: Dios se deja hacer, se deja ser. Ese dejarse de Dios es lo que celebramos en Navidad. ¡Queda inaugurado este belén, FELIZ NAVIDAD!


domingo, 25 de octubre de 2020

La desCOLONización del PP

 

Señalaba Manuel Sacristán que las hipótesis revolucionarias no se pueden demostrar, sólo se puede argumentar que son posibles para después luchar por ellas. En tal sentido, la diatriba de Pablo Casado en la tribuna del Congreso de los Diputados durante la moción de censura presentada por VOX fue declarar que su revolución frente a VOX era posible. Ahora le queda luchar por ella. Pero de eso es de lo que no hay certezas, por más que haya quienes vean en su intervención parlamentaria una fuente de esperanza que, desde luego, no todos alcanzamos a percibir.

Reconozco que pedir tal demostración resulta retórico, y hasta provocador hacerlo con una argumentación que se asienta en un filósofo marxista, pero no cabe otro planteamiento frente al gatopardismo, “si queremos que todo siga como está es preciso que todo cambie”, que subyace en el análisis del discurso que hace la prensa amiga (basta contemplar las portadas del día siguiente de ABC, LA RAZÓN o EL MUNDO), en algún tweet de García Egea en el que persiste en el frentismo y la exclusión para llevar a cabo un mandato constitucional como es la renovación del CGPJ, o en los desahogos que vierten en distintas RRSS algunos acérrimos seguidores. La escenificada huida de Colón parece más de palabra que de obra, y por supuesto de omisión.

La esencia del discurso de Casado estuvo escondida tras las explosivas llamaradas que dirigió a VOX. La sustancia de su sermón estuvo en la reiteración de los principios políticos neoliberales, como fórmula de gobierno y solución de los problemas de la ciudadanía, y en la insistencia en descalificar las medidas del Gobierno de España por ideológicas, arquetipo clásico de la derecha cuando ve desmoronarse el pensamiento único. La utilización de la ideología como descalificación del adversario es un tópico discursivo de la derecha en su estrategia de tensionar a la sociedad en momentos de crisis como la actual que estamos viviendo por la pandemia del COVID19. Nada nuevo en esa actitud según la cual sólo tiene ideología el adversario y en la que lo que se propone directamente es el fin de las ideologías, el fin de la historia tal como lo pronosticó Fukuyama, al que, claro, también se refirió Casado en su discurso, a finales del siglo pasado. Esta derecha ahora empeñada en huir de Colón utiliza la contraposición de aspectos como la tecnocracia, el centrismo o la moderación, como fundamentos racionales, prácticamente indiscutibles, de protección frente a lo que ellos llaman ideología dominante. Tanto ruido no es racionalidad. Es un automatismo defensivo frente al progresivo menoscabo que el pensamiento único viene manifestando en los últimos tiempos, porque tan ideológicos son el compromiso social y el reformismo como el conformismo político. Lo que varía son los efectos y el reflejo en la sociedad de la aplicación política de los principios de cada opción.

El deterioro del pensamiento único al que las derechas son tan propensas se exterioriza en toda su hondura con la crisis de la pandemia por COVID-19, que muestra todas las debilidades de la era neoliberal. Golpea primero aquellos lugares más conectados entre sí por la globalización, y con mayor dureza a aquellos con sistemas sanitarios más precarios tras años de austeridad y desinterés por la gestión pública, que se traduce en incapacidad de lidiar con cualquier problema social. Las medidas adoptadas convergen en cuarentenas más o menos voluntarias excepto para trabajadores/as esenciales, que pasan en cuestión de días de no ser nadie a ser, a su pesar, héroes nacionales. El COVID-19 ha venido a demostrar que el Estado puede movilizar recursos ingentes y organizar directamente la producción de valores de uso esenciales. Será difícil volver a convencernos de que no es posible hacerlo, difícil convencernos que el Green New Deal no es un programa irrenunciable ante la amenaza existencial de la crisis climática. Frente a intentos de cierre de la crisis reaccionarios y chovinistas, debe ser una exigencia la cooperación internacional solidaria y la redistribución de recursos y poder en beneficio de las personas. Trabajar mejor y no en trabajos precarios en la construcción de un mundo diferente, un mundo no en un sentido capitalista sino en el sentido de la relación necesariamente sostenible entre el ser humano y la naturaleza. Esto es un proyecto político plausible y, efectivamente, es ideología.

No es suficiente con la declamación desde la tribuna del Congreso de tics retóricos que no van más allá de pretender borrar una foto sin hacer desaparecer los principios que instruyeron su  realización. No basta la refutación teórica ni el pretendido papel de observadores impotentes en gobiernos respaldados por la extrema derecha. Concentrar el discurso exclusivamente en exhibir moderación es algo vacuo porque la moderación es una actitud que se puede mantener desde distintas concepciones, no es exclusiva de una postura determinada, ni mucho menos garantía de un posicionamiento no ideológico.

Desde la izquierda sigue haciendo falta más que nunca convencer. Convencer para transformar. De nuevo abrir las grandes alamedas y dejar gustosamente a quienes se empeñan en dividir, señalar y deslegitimar el papel, ahora sí de forma real, de observadores impotentes.

viernes, 6 de marzo de 2020

MUJER Y DEPORTE

No llores nenaza”, “tiras igual que una mujer, no tienes fuerza”, “a la cocina, tú a la cocina que no tienes ni puta idea”, “esto es para hombres”. Estas expresiones no es difícil que en alguna ocasión las hayamos escuchado en cualquier recinto deportivo. Desde la infancia recibimos inputs que nos hacen interiorizar que es el hombre quien debe realizar deportes de contacto y eminentemente físicos como el fútbol o el rugby, por ejemplo, y que es la mujer la que debe orientarse hacia deportes más finos y más estéticos como la gimnasia deportiva o la  rítmica, por ejemplo.
Ya desde la antigua Grecia era el género masculino el único al que se podía ver participando en competiciones deportivas. Debido a esta marginación las mujeres celebraban sus propios Juegos Olímpicos, los conocidos como  Juegos Hereos organizados en Argos y en Olimpia en honor a la diosa Hera. Consistían en carreras que se desarrollaban en tres categorías de edades. Se corría con el pelo suelto y la vestimenta era una túnica hasta la rodilla que dejaba al descubierto el hombro derecho hasta el pecho.
En Europa durante la Edad Media las mujeres eran un mero sujeto pasivo y su relación con lo que pudiéramos considerar un deporte, como la caza o las luchas de los caballeros en las justas, se limitaba al papel de ser el objetivo de las victorias. Durante esa misma época medieval en China se había popularizado el cuju, que era un juego de pelota del que se sabe que ya se desarrollaba en el siglo III a.C. Se venía practicando en la Antigüedad China durante más de mil quinientos años y se consideraba un precursor del fútbol. Hay varias pinturas del siglo XII, como por ejemplo la del artista Su Hanchen, en las que aparecen figuras femeninas que dan patadas a un balón de colores. Podemos aseverar que las mujeres ya jugaban al fútbol en China hace más de 1.000 años.​
Dentro ya del desarrollo del deporte moderno a lo largo del siglo XIX nos situamos en el año 1896 en el que se celebraron los primeros Juegos Olímpicos de la Era Moderna, en Atenas entre el 6 y el 15 de Abril. Pero no sería hasta 1928 en los Juegos Olímpicos celebrados en Amsterdam, cuando las mujeres pudieron participar en ellos. Fueron unas 300 deportistas, apenas un 10% del total de participantes, que sobre todo pudieron participar en el deporte rey, el Atletismo.
Paulatinamente fue aumentando el número de mujeres participantes en las distintas competiciones deportivas. Para que ello acabara produciéndose siempre hubo unas pioneras cuya iniciativa, cuya osadía por entrar en un espacio hasta entonces vetado, resultó fundamental y fueron las que verdaderamente comenzaron a cambiar la realidad también desde el ámbito del deporte. Vamos a resaltar alguna de ellas.
Imposible comenzar esta lista con una mujer que no sea Kathrine Switzer. Sumergidos como estamos ahora en la vorágine del running y con un aumento exponencial año tras año del número de mujeres en las inscripciones de las carreras, echamos la vista atrás para recordar la historia de la primera mujer que corrió de manera oficial, es decir con dorsal, la maratón de Boston cuando la participación aún estaba reservada exclusivamente a los hombres. Switzer abrió el camino en 1967 rompiendo la barrera del género en una de las maratones más importantes del mundo. Tras ello continuó su lucha por el reconocimiento de las mujeres en este deporte. 
Nacida en 1905, Gertrude Ederle fue campeona olímpica de natación en 1924 en los Juegos Olímpicos celebrados en París y la primera mujer en cruzar a nado el Canal de La Mancha, que separa Gran Bretaña de Francia. Realizó la travesía en 1926, después de un primer intento fallido en 1925, nadando desde la costa británica hasta la orilla francesa del canal, en un tiempo de 14 horas y 34 minutos. Su récord de tiempo solo pudo ser batido mucho tiempo después, en 1950.
Dawn Fraser es una nadadora australiana que fue la primera mujer en nadar los 100 metros libres por debajo del minuto de tiempo, concretamente 59,90”, en el año 1962. En 1964 rebajó su tiempo hasta los 58,90”, marca que permaneció imbatida hasta el año 1972. Pocos días después de haber logrado el récord sufrió un accidente de coche en el que murió su madre y ella sufrió lesiones en el cuello y en la espalda. Aun así se recuperó a tiempo para participar en los Juegos Olímpicos de Tokio ese mismo año 1972 en los que consiguió dos medallas, una de oro y una de plata.
Una de las grandes hazañas del deporte español la ostenta Edurne Pasabán. Fue la primera mujer en el mundo en coronar los llamados catorce ochomiles, las catorce montañas de más de ocho mil metros de altura que existen. Es la vigésimo primera persona del mundo en hacerlo. Su primer ochomil fue el Everest en el año 2001 y el Shisha Pangma, en el Tíbet, fue su último ochomil, coronado en el año 2010.
Según el informe Women and Sport de Repucom (Nielsen, 2016) la presencia de deportistas femeninas no ha hecho más que crecer y la brecha entre hombres y mujeres ha disminuido notablemente. 

Ilustración 1. Porcentaje de mujeres interesadas en el deporte (Informe 'Women and Sport', Nielsen, 2016)

Tal como muestran los gráficos, cada vez hay más mujeres más jóvenes interesadas en la práctica deportiva. Y para que el interés por el deporte continúe incrementándose ha de promoverse desde la edad escolar. Toda historia tiene su primera vez y la del deporte debe surgir, como ya hemos dicho, en la edad escolar. Como se detalla en el gráfico aquellas mujeres que participan en actividades deportivas en edad escolar muestran un alto porcentaje de probabilidades de continuar interesadas en la práctica del deporte.

 Ilustración 2. La influencia de la práctica deportiva en las escuelas es fundamental (Informe 'Women and Sport', Nielsen, 2016)

Como reflexión final. En líneas generales debemos repensarnos como sociedad en lo relacionado con la Igualdad. En este ámbito más concreto al que nos estamos refiriendo de la práctica deportiva, especialmente la juventud debemos cambiar el chip porque el deporte, tanto en su práctica como mera actividad saludable pero sobre todo en su aspecto competitivo, hace tiempo que dejó de ser cosa de hombres, como aquel anuncio publicitario del pasado siglo de una conocida marca de coñac. Las reivindicaciones y luchas de las mujeres por esa visibilización que aún molesta en determinados espacios, debe ser una lucha y una reivindicación también de los hombres, particularmente de los más jóvenes. Afortunadamente hay espacios y realidades en los que se está produciendo de manera cada vez más fuerte y creciendo a un ritmo exponencial. Pero aún hay mucho por hacer. Un ejemplo que puede servirnos de referencia, es la reciente firma del primer convenio colectivo del fútbol femenino. Pero para llegar ahí han sido años y luchas interminables a las que han ayudado en los últimos tiempos, no nos engañemos, los éxitos deportivos alcanzados por el fútbol femenino en España. Pero sin esos éxitos también habría que haber llegado a alcanzar ese convenio.
El 8 de Marzo es una fecha de reivindicación y visibilización, pero el resto del año debemos continuar trabajando también por alcanzar la Igualdad en todos los ámbitos, también en el deporte. Por mi parte, me quedo con un número como símbolo de Igualdad, el 261. Era el dorsal de Katherine Switzer en aquella primera maratón de Boston que tuvo la osadía de correr como mujer. Seamos todas nosotras, seamos todos nosotros, dorsales de Igualdad de nuestra propia vida y de la de los demás.


Pablo González Menéndez
Graduado en Ciencias de la Actividad Físcia y del Deporte 
Universidad de A Coruña