En la actualidad estamos viviendo como en un deja vu que nos sitúa de nuevo en la conflictividad laboral vivida
a finales de los años setenta y principios de los ochenta, en los que la comarca
de Avilés sufrió como pocas las consecuencias sociales de despidos y cierres
empresariales. Más allá de análisis históricos, la intrahistoria que conforma
nuestras identidades particulares se escribe muchas veces a partir de un gesto
que encierra una imagen, que genera una crónica. Es la anatomía de un instante, que tan bien noveló Javier Cercas y de la
que extraigo una cita que nos introduce en el gesto, en la imagen de la que quiero dar cuenta: nos resistimos a que nos extirpen los recuerdos porque son los asideros
de nuestra identidad.
En las Navidades de 1980 el entonces párroco de Piedras Blancas, don
Lorenzo, celebró la Misa de Gallo de la Nochebuena en los talleres en los que
permanecían encerrados 34 trabajadores de la empresa Florence y Peillon en defensa de sus puestos de trabajo. Fiel a un
estilo que mantuvo a lo largo de toda su vida, aquello generó mal estar en ciertos
ambientes socio-religiosos al tiempo que adhesiones, tan inquebrantables como
inesperadas, en otros.
Al hilo de las ilusiones de regeneración despertadas en algunos
creyentes por los gestos del papa Francisco, quizá pudiera entenderse que es el
momento para desempolvar recuerdos de comportamientos como ése, en los que la
Iglesia deja claro con hechos de qué lado está. Pero no es esa mi intención,
entre otras cosas porque estoy seguro de que ni la iglesia ni los eclesiásticos
actuales pasarían la prueba del algodón del compromiso social y saldrían
irremediablemente perdiendo en la comparación, porque con aquella celebración
don Lorenzo ponía en práctica lo que predicaba desde el púlpito, ni más ni
menos.
Viví en primera persona aquel hecho como un monaguillo de apenas 13 años y para no anteponer el recuerdo a lo que ocurrió, recupero las crónicas
periodísticas que dieron cuenta del hecho y las transcribo tal cual fueron escritas
en su momento. He localizado las de LA VOZ DE AVILÉS, LA NUEVA ESPAÑA, LA VOZ
DE ASTURIAS y la publicada en EL PERIODICO DE CATALUNYA, única en un medio
nacional. Crónicas de un cariz diferente. Desde la sola mención en una breve
nota en La Voz de Avilés, hasta las crónicas con una vertiente más social y
reivindicativa de La Voz de Asturias y El Periódico, pasando por la más volcada
en lo personal y en lo emotivo de La Nueva España. Reflejo todas ellas de los
propios intereses editoriales de cada medio, que a su vez (ya en aquella época)
se interconectaban sin duda con los intereses accionariales.
LA VOZ DE AVILES, 26/12/1980.
MISA DE GALLO EN LAS NAVES DE
FLORENCE Y PEILLON
El miércoles por la noche, el
párroco de Piedras Blancas, don Lorenzo Álvarez Otero celebró la tradicional
misa de gallo en una de las naves de Florence y Peillon, empresa cuyo personal
mantiene un encierro desde hace un mes, en las dependencias que la factoría
tiene en Arnao. El acto religioso, que fue seguido por numerosos vecinos se
inició sobre las doce de la noche, y en el transcurso de éste uno de los
encerrados leyó las sagradas escrituras. Se calcula que fueron unas
cuatrocientas personas los asistentes a este emotivo acto.
LA NUEVA ESPAÑA, 27/12/1980. Esther Segovia
Si emocionante es por su
significado la tradicional misa de gallo que se celebra el día de Nochebuena en
la mayor parte de los lugares de nuestra geografía, especialmente lo ha sido la
celebrada en Arnao la noche del pasado 24 de diciembre, por las diferentes
connotaciones que rodearon a esta singular celebración religiosa, que tuvo lugar
en una de las naves industriales que tiempo atrás dio albergue a la empresa
Florence y Peillon.
Dicha misa comenzó a gestarse
durante el funeral por Raúl Bernardino, uno de los trabajadores de la citada
empresa castrillonense, que fue hallado muerto el pasado sábado. En la homilía
de dicho funeral el cura párroco de Piedras Blancas, don Lorenzo, humilde y
amigo de los pobres con hechos y palabras, anunció a los feligreses su
intención de celebrar la misa de gallo en Arnao, concretamente en el lugar que
ocupan ahora los 34 trabajadores de Florence y Peillon que desde hace cinco
semanas mantienen un encierro como protesta por la situación que atraviesan
tras las decisiones de la dirección de la empresa. Desde luego, los comentarios
fueron múltiples a raíz de dicha promesa, y quien más o quien menos esperaba
expectante la llegada del momento decisivo.
A partir de las diez de la noche
del miércoles 24, gentes llegadas de todo el concejo, pueblo llano y edades
diferentes fueron congregándose entorno(sic) al modesto altar que con ilusión habían preparado horas antes 34
trabajadores. Con un ligero retraso empezó al fin la singular celebración que
en muchos momentos emocionó al millar de personas que se dieron cita en Arnao.
Tras la impresionante homilía exaltación al sentimiento de la Navidad doce
niños del concejo, vestidos de pastores, ofrendaron al Niño Jesús viviente allí
instalado, entre sones de “El pequeño tamborilero”, unánimemente coreados.
Cuando llegado el momento el
cura párroco de Piedras Blancas pronunció el ritual “daos fraternalmente la
paz” volaron apretones de manos y abrazos, se rompieron viejas rencillas en una
auténtica noche de paz.
Esta fue, quizás, la misa más
emocionante que muchos hayan vivido, tal vez por el insólito marco o por las
especiales circunstancias (la misa se ofrecía por el recientemente fallecido
Raúl Bernardino). Cuanto la fe sustituye a las máquinas y el ruido de éstas
deja lugar a un villancico, la celebración toma un cariz distinto, más
profundo.
Al final, 34 trabajadores emocionados
daban las gracias a un millar de personas. No había de qué, Una auténtica
Nochebuena bien vale un poco de frío y 90 minutos a pie firme.
Quisiera finalmente dedicar un
breve comentario a don Lorenzo, cura párroco de Piedras Blancas, aunque conozco
su aversión a la publicidad. Su actitud ha dado lugar a múltiples comentarios
pero ahí está. Y otro detalle. Ese hombre sencillo ha puesto a disposición de
los trabajadores de Florence y Peillon una importante cantidad de dinero, fruto
de su trabajo a lo largo de muchos años: “Por sus obras los conoceréis”.
LA VOZ DE ASTURIAS, 26/12/1980. M.Gª.B. Enviado especial
Los 34 despedidos de Florence y
Peillon que se encuentran encerrados en los locales de la empresa desde hace un
mes, pasaron la Nochebuena en compañía de numerosos fieles castrillonenses que
se desplazaron hasta las naves de la sociedad para asistir a la Misa de Gallo,
celebrada por el párroco de Piedras Blancas, don Lorenzo Álvarez Otero.
En una nave vacía dedicada en
otros tiempos a la fabricación de transformados del zinc, se ofició la misa con
la presencia de unas cuatrocientas personas que siguieron la celebración de pie
y con absoluto silencio. Los encerrados, que están a la espera de mantener una
negociación con los propietarios de la empresa, asistieron a la misa que, de
alguna manera, estaba dedicada a su compañero Bernardino Raúl Rodríguez
fallecido el sábado pasado por causas naturales cuando se encontraba con ellos.
Fueron los propios trabajadores quienes solicitaron del párroco de Piedras
Blancas su presencia en tan señalada noche entre ellos, insinuación que en
palabras del propio sacerdote: “acepté inmediatamente porque yo mismo había
pensado en esta posibilidad”. El señor Álvarez Otero dedicó su homilía a
destacar la festividad que se estaba celebrando sin entrar a valorar la
situación laboral de los encerrados, porque no consideró el tema de su
incumbencia.
Esta es la primera vez que se
recuerda en la región en la que una misa tan tradicional como la de Gallo se
oficia en un barracón en el que se encuentran encerrados unos trabajadores en
demanda de sus reivindicaciones. El hecho recuerda recientes acontecimientos de
Polonia en los que las manifestaciones religiosas han estado unidas,
frecuentemente, a la lucha que llevan los obreros del país socialista. Salvadas
las distancias, la misa de anteanoche en Arnao es un hecho desconocido hasta el
momento.
LAS REIVINDICACIONES
Los trabajadores de “Florence y
Peillon”, treinta y cuatro, en la actualidad tratan de conservar su puesto de
trabajo, una vez que la compañía decidió cerrar sus instalaciones. Hace varios
meses que no perciben ningún salario y hasta el momento no ha fructificado
ninguna gestión. El presidente del Consejo de Administración de la empresa es
Juan Blas Sitges, miembro de la familia que está ligada íntimamente a las más
importantes industrias del concejo de Castrillón: la Real Compañía Asturiana de
Minas, cuya factoría en el mismo Arnao está desmantelada y ha provocado un
conflicto recientemente, y la Asturiana de Zinc, moderna planta sita en San
Juan de Nieva que produce zinc electrolítico.
EL PERIÓDICO DE CATALUNYA, 27/12/1980
Al igual que en las ciudades
polacas de Gdansk y Katowice, un cura asturiano celebró la misa del gallo con
un grupo de obreros que ocupaban la empresa Florence y Peillon, en la
residencial villa de Salinas(sic), en
el concejo de Castrillón. Treinta y cuatro trabajadores están allí encerrados
desde hace dos meses en protesta porque no se les pagan los salarios.
Lorenzo Álvarez, el cura de la
misa del gallo, atendió la invitación de los obreros y en lugar de oficiar en
su parroquia de Piedras Blancas, lo hizo en las naves de la fábrica, adonde
acudieron familiares de los encerrados y varios centenares de personas. Una
simple cruz y una mesa consagraron aquel recinto laboral. En su homilía no
eludió la situación que le había llevado a oficiar fuera de la parroquia ni el
paro ni la crisis, aunque no entró en la valoración de los hechos del encierro
ni señaló culpabilidades.
Contra el caciquismo Lorenzo
Álvarez, cura tradicional en doctrina, es avanzado en lo social y goza de una
merecida fama de rectitud. Se sabe en todo el concejo que no es demasiado amigo
del Grupo Sitges, propietarios o accionistas de numerosas empresas, entre las
que destacan Asturiana de Zinc, Real Compañía Asturiana de Minas y la citada
Florence y Peillon, además de estar presentes en otras empresas de construcción
y transportes públicos.
Los Sitges hacían y deshacían en
la comarca. Con la llegada de la conflictividad, los Sitges se habían
trasladado a vivir a Madrid. Por eso el cura Lorenzo ha querido acompañar a los
obreros encerrados en estos momentos de tantas dificultades.- Ceferino de Blas, corresponsal
Pese a su buscado alejamiento de la estructura interna de la diócesis y del
propio papel de la jerarquía eclesiástica, don Lorenzo asumió como
prioritaria la proyección social de la institución eclesiástica aún a riesgo de
entrar en conflicto personal con los procesos de secularización y modernización religiosa experimentados
por la sociedad del periodo. Como gran parte del clero ordinario de la época, a
lo largo de su dilatada trayectoria eclesial vivió una cierta ambivalencia,
fruto del contraste entre los episcopados de Lauzurica y Segundo García y los
de Tarancón y Díaz Merchán, solo superada por la coherencia evangélica que iluminó toda su vida, de la que su sotana rota forma parte como una de esas imágenes que anidan en el recuerdo.